2020 significa resiliencia

Paracaidismo como filosofía de vida

La verdad es que la llegada de la cuarentena a la Argentina, producto de la pandemia del coronavirus, allá por el 20 de Marzo del 2020 no fue la primera vez que pensé que mi carrera había llegado a su fin.

Muchas veces me replanteé lo que hacía, desde distintos puntos de vista y por diversos disparadores: como por dónde vivir; si tenía las habilidades que necesitaba; si me daba la satisfacción que quería o si era capaz de seguir creciendo; y también desde el cansancio, la comparación, las oportunidades perdidas y un largo etcétera.

Pero la pandemia vino con un condimento especial y es que afectó nada más y nada menos que a todo el mundo. Realmente pensé que todos los planes que había hecho a principios de año carecían de sentido y que mi negocio estaba acabado.

Unos meses después no solo pude retomar los objetivos que me había propuesto con un foco pocas veces experimentado, sino que hubo una explosión de digitalización en todas direcciones que me generó muchas oportunidades.

La industria en realidad estaba más viva que nunca.

A días de terminar el año puedo decir que la nueva coyuntura me trajo sin dudas más beneficios que perjuicios que parecen sostenerse en una visión a largo plazo.

Me ayudó por ejemplo, a que mi entorno cercano (aunque también gran parte de la sociedad) entienda mejor lo que hago y cómo trabajo, y sienta más empatía ante los desafíos que se me presentan.

Los freelancers aunque cada vez somos más seguimos siendo bichos raros, sobre todo si trabajas en tecnología porque la demanda es muy alta y se paga muy bien, por lo que apostar por ser independiente parece casi una locura. Y sobre todo si vivís en Latinoamérica y para peor en mi país.

El principio detrás del final

Pensándolo bien creo que cada vez que me planteo si seguir o no haciendo lo que hago, sí encuentro un fin en mi carrera pero también un nuevo comienzo.

Desde afuera se ve como un mismo camino pero internamente sé perfectamente que ya no hago lo mismo ni de la misma manera.

Tengo la costumbre después de algún problema y pasadas las primeras emociones, detenerme y sacar conclusiones sobre lo qué aprendí de la situación, cómo podría prevenirla y qué podría hacer mejor.

Aunque sé perfectamente que puede volver a pasar o suceder algo similar, aceptar lo que pasó y aplicar el aprendizaje me produce una satisfacción inmensa y me revaloriza.

En la vida, unas veces se gana, otras se aprende.

Anónimo

Después de saltar es muy difícil volver

Para hablar de resiliencia y crecimiento me encanta la analogía del bambú porque le da al suelo un carácter fundamental.

Pero también me gusta pensar en una situación muy poco común y totalmente opuesta que es la de estar en caída libre, porque cuando estás haciendo tu propio camino la sensación es muy similar.

Pienso en un salto desde un precipicio o desde el cielo, en el que durante la caída se crece.

Sin importar la altura el suelo siempre se ve muy lejano y llegar a él supone evidentemente un final pero también un aprendizaje para toda la vida.

Y creo que cuando uno da un salto de forma consciente es muy difícil volver hacia atrás, de igual forma que es imposible volver físicamente al borde del precipicio o a la troposfera una vez iniciada la caída.

Creer en algo supone una esperanza y dar un salto a propósito es creer de forma consciente, no por costumbre, no porque nos lograron convencer o persuadir, sino por una creencia propia que nos motiva y nos hace invulnerables.

Hubo días, incluso semanas enteras en las que quise bajarme de esta creencia y subirme a otra, o incluso estar un tiempo sin perseguir ninguna zanahoria.

Y sin embargo, incluso cuando siento esa sensación, en realidad casi la siento.

Siempre vuelvo a mi creencia, no puedo revertir el salto.

Lo único permanente es la búsqueda

Este año que fue una montaña rusa de emociones y que derivó en situaciones difíciles de imaginar, acá estoy de nuevo escribiendo en mi viejo y querido blog.

Por eso creo que en definitiva lo único que perdura es la búsqueda (perdón Heráclito). Ni siquiera la búsqueda de algo puntual porque en su momento yo buscaba la independencia.

Luego fue el crecimiento profesional y hacer escalar una agencia

Luego fue el sentir satisfacción a cada paso.

Y hoy puede ser una mezcla de todo pero no tengo dudas que mañana se agregará algo más o se transformará por completo algún concepto.

Cayendo a 200 kilómetros por hora desde una avionetita en el medio del cielo lo único que podes hacer es buscar.

Adaptación sin pérdida de foco

Indudablemente para ser independiente y construir un negocio propio que perdure a lo largo de los años hay que ser resiliente.

Es condición excluyente de aquellos que quieren forjar su propio éxito y vivir a su manera.

Adaptarse no es fácil y el 2020 se lo recordó a todo el mundo, incluso en una época donde la incertidumbre ya es nuestra mejor amiga.

Una vez que se logra esta actitud, creo que el desafío está en adaptarse ante la adversidad sin resignar o dejar de lado los cimientos que te llevaron al punto donde te encontrás.

Porque en definitiva un salto no se trata de la altura a la que lo hiciste sino de qué te motivo a tirarte.

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